miércoles, 13 de agosto de 2008

Las otras maravillas... con Nacho Ares

Las catedrales góticas

nachoares70@gmail.com / www.nachoares.com


Que las catedrales del norte de Francia, país-cuna por excelencia del arte románico y gótico, tengan la advocación de Nuestra Señora (Notre-Dame) no es, para nada, algo casual.
Todos los historiadores reconocen que la temática artística de la Virgen María con el niño en el regazo, que tanta difusión tuvo en la escultura medieval, tiene un origen egipcio. En el Valle del Nilo esta misma iconografía era la empleada para representar a la diosa Isis con su pequeño hijo Horus sobre el regazo, desde las primeras dinastías. Empleada, seguramente, por los coptos -cristianos egipcios-, para sus representaciones marianas, fácilmente pudo haber sido éste el origen de este extraño matrimonio artístico y su posterior difusión por Occidente. Así, existen varias tradiciones heréticas seguidas por diferentes supuestas sociedades secretas del medievo, que podrían dar una explicación a este entramado histórico. El argumento principal de estas tradiciones señala que Jesús estuvo casado con María Magdalena, llamada también María de Betania, hermana de Lázaro y Marta. Muchas de ellas coinciden en un punto de substancial importancia para nuestra exposición: la Magdalena primero huyó a Egipto y de ahí embarcó hacia el sur de Francia acompañada de sus hijos y hermanos. Según estas creencias, con ella habría ido también el famoso Grial, que en ningún modo fue el cáliz de la Última Cena, sino la propia Magdalena: la portadora de la sangre de Cristo.
La difusión de estos ideales hacia el norte de Francia no se hizo esperar. Y es aquí en donde chocamos con uno de los asuntos más ariscos de esta teoría. ¿A quién pertenece la advocación de las grandes catedrales del norte de Francia, a Notre-Dame, María, la madre de Jesús, o, por el contrario, son en realidad un reconocimiento velado a la figura de María Magdalena?
En cualquier caso, no sería muy arriesgado afirmar que el ideal cristiano que emana de la figura de la Virgen María, o de la Magdalena si nos centramos en
el movimiento herético, está muy relacionado con el significado teológico de la diosa egipcia Isis, esposa de Osiris el dios, que al igual que Jesús, resucitó de entre los muertos.
La figura de Osiris fue relacionada desde las primeras dinastías egipcias con la constelación de Orión. Ésta, según los textos de las pirámides (ca. 2400 a. C.), desempeñaba un importante papel en los ritos funerarios muy en relación con la figura de Isis, vinculada a la estrella Sirio, la más brillante de la constelación del Can Mayor. En 1989 el ingeniero Robert Bauval planteó la posibilidad de que una serie de pirámides del Valle del Nilo fueran ubicadas en un lugar determinado con el fin de formar sobre la superficie terrestre un esquema idéntico al formado por las estrellas de la constelación de Orión.
Sin embargo, ya hemos visto cómo la figura de Isis fue identificada con la Virgen María o la Magdalena, de quien en círculos esotéricos siempre se dijo que durante su estancia en Egipto practicó los ritos iniciáticos de esta diosa. Ésta sería la causa de que las catedrales góticas que poseen la advocación de Nuestra Señora en el norte de Francia, fueran construidas por sus arquitectos de manera que formaran una imagen reflejada de la constelación de Virgo -“Nuestra Señora”- sobre el suelo.
Ya sea esta posibilidad real o no, nadie puede negar la influencia de la tradición egipcia en el mundo medieval. La basílica de la Magdalena de Vezelay, en Yonne (Francia), es uno de los mejores ejemplos del románico francés. Construida a lo largo del siglo XII, en su puerta del lado occidental, el tímpano recoge la imagen de Cristo como Rey del Universo y de la Eternidad de los tiempos. La escena de la mandorla, que representa a Jesús junto a los apóstoles, está enmarcada por ocho casillas que representan el mundo evangelizado y el pagano.
Alrededor de todo este conjunto se abre un arco monumental sobre el que se han labrado 29 medallones de piedra. Doce de ellos recogen los signos del zodíaco, y el resto, representaciones de las diferentes ocupaciones rurales del mes correspondiente. De esta manera, la gente podía comprender el significado temporal y terrestre de cada uno de estos símbolos estelares.
En Vezelay, los signos del zodíaco aparecen repartidos en la misma posición a ambos lados de la imagen de Cristo, curiosamente, de forma idéntica a como aparecen en el fondo de varios sarcófagos egipcios de Época Baja (ss. VIII-IV a. C.). En un esquema tradicional, sería de esperar que sobre la cabeza del Maestro coincidieran los símbolos de Virgo y Libra, que ocupan el sexto y séptimo lugar en un zodíaco convencional. Sin embargo, en Vezelay, al igual que en la catedral de Autun, este lugar es ocupado por los meses más importantes del calendario egipcio, es decir los del verano, Géminis y Cáncer,ya que son estos los que dan comienzo al año egipcio, hacia el 15 de junio.
Más sorprendentes son las similitudes encontradas por la egiptóloga Christine-Desroches Noblecourt entre el zodíaco de Vezelay y el calendario astronómico del Rameseum de Tebas (ca. 1250 a. C.). Precisamente sobre la cabeza de Cristo se ha dejado el mismo espacio que existe en el calendario tebano, para dejar hueco a los cinco días epagomenales que transformaban el calendario de 12 meses de 30 días, en uno de 365. En tres medallones los escultores franceses grabaron la imagen de un perro (la estrella Sirio de los egipcios), un “acróbata” que realmente es una deformación de la diosa egipcia del cielo, Nut, y una sirena, revisión medieval de mitos acuáticos egipcios de época grecorromana.

No olvides leer...
Louis Charpentier, El misterio de la catedral de Chartres, Plaza y Janés, Barcelona 1976.

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