lunes, 28 de julio de 2008

Las otras maravillas con Nacho Ares...

ABU SIMBEL
nachoares70@gmail.com / www.nachoares.com

A más de 300 kilómetros al sur de la ciudad de Aswan (Egipto) se encuentran los espeos de Ramsés II (1298-1232 a. de C.) y el de Nefertari, su esposa, en Abu Simbel, el “padre de Simbel”, nombre de la región en la que se levanta el templo. Estos dos templos excavados en la roca son, sin duda alguna, los estandartes más representativos de lo que ha significado para la arqueología la inauguración del lago Nasser. Cualquiera de los medios de transporte empleados para llegar al templo impresionan al visitante. Si se va en crucero por el lago, uno puede tener las mismas sensaciones que vivió el italiano Giovanni Battista Belzoni cuando en 1815 tuvo la oportunidad de entrar por primera vez en el santuario. Por el contrario, si se accede por la entrada principal, es impresionante descender por la rampa de tierra y encontrarse de bruces a la izquierda con los colosos de Ramsés II. Hoy día para llegar hasta allí se puede hacer en avión o por carretera. Se tarda unas tres horas en furgoneta. La paliza del viaje merece la pena. Los templos de Abu Simbel, dos más entre la veintena que finalmente consiguieron salvar la piedra de las aguas, eran el argumento más importante de un gran plan propuesto por la UNESCO el 8 de marzo de 1960. El más grande de ellos, excavado en la roca de la montaña por orden de Ramsés II y dedicado a Amón-Ra, Harmakis, y Ptah, con casi 40 metros de fachada y 70 de profundidad, presentaba los problemas más difíciles, finalmente resueltos
con relativo éxito. Una gigantesca llave en forma de ankh, la cruz de la vida de los egipcios, abre los portones de madera que dan acceso a la sala principal con pilares osiríacos. Las paredes de esta sala están decoradas con escenas de la victoria de Ramsés contra los hititas en el 1284, en la conocida batalla de Kadesh. Sin embargo, el fenómeno más sorprendente es el “milagro solar” que se repite continuamente durante los equinoccios (22 de marzo y 22 de septiembre), cuando los rayos del Sol se introducen hasta la parte más profunda del templo, el sancta sanctorum, iluminando tres de las cuatro figuras que allí permanecen sentadas: (de izquierda a derecha) la de Harmakis, el propio Ramsés II y la de Amón. Solamente la del dios Ptah, identificado con las sombras primigenias, permanece en la oscuridad. Después del traslado moderno no se ha podido igualar este milagro con la misma precisión que en la Antigüedad. Los rayos de Sol llegan igual, pero con un día de retraso. Desde el mes de abril de 2000 existe también la posibilidad de disfrutar de un espectáculo de Luz y Sonido en Abu Simbel. Para ello se han acondicionado varios hoteles en la zona de suerte que ahora se puede hacer noche cerca del templo si no es que se viaja en uno de los cruceros.
En castellano el espectáculo es los días lunes y jueves a las 21:30 y los viernes a las 20:00. No obstante es recomendable consultar los horarios y los precios ya que varían con mucha facilidad.

No olvides leer...
Christiane Desroches Noblecourt, Ramsés II: La verdadera historia, Destino, Barcelona 2004.

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